lunes, 20 de junio de 2016

Marathon des Sables (1). Las tres primeras etapas


Solo el hecho de marcarte 6 horas de guagua desde Ourzazate hasta el punto de salida, este año cerca de Merzouga, ya hace que llegues cansado, pero al menos ese día y el siguiente vives a costa de la organización, pero hay que ser listo, es cuando debes hacer los últimos ajustes, no solo en el peso de la mochila, sino saber si debes tener más ropa de abrigo, revisar la comida, en fin 48 horas de ajuste, de estar al loro de lo que hablan los veteranos para saber si puedes mejorar algo. En serio, en ese día y el siguiente pesamos la mochila unas 10 veces, buscando bajar los gramos que fueran con tal de que la mochila pesara cada vez menos.


Lo mejor de estos dos días, la comida, desayuno, almuerzo y cena de lujo, de gran calidad, y con la cantidad que quisieras, en medio del desierto no lo olvides, pero Marathon des Sables es una ciudad en movimiento durante esta semana.


En el segundo día nos permitimos la licencia de salir a trotar 30-40 minutos, para soltar las piernas, y darnos cuenta que la altitud a la que estábamos, unos 600 metros, era algo con lo que no contábamos, pero de resto se parecía mucho a las zonas donde habíamos entrenado, o esa pensábamos. Pasamos el control de material, donde dejas atrás todo lo que no vas a usar y te quedas con lo imprescindible, con lo que vas a vivir los próximos 7 días.


Y llego el primer día, 10 de abril. Ya al despertar tienes que empezar a valerte por ti mismo, desayuno entre risas, nervios de camino a la salida, donde ya empieza el habitual recital de la organización, felicitar cumpleaños, briefing del día y suena Hayway to Hell de ACDC, y ahora sí que los nervios afloran en forma de gritos, saltos y a correr. Y tras los primeros kilómetros de llano que parece mantequilla, entramos en las dunas, y el desierto te pone en tu sitio. Las dunas eran increíbles, enormes, nada comparado a donde habíamos entrenado. 


Y si tras 15 kilómetros de dunas ya te duelen las piernas, después del primer Check Point, el viento hizo acto de presencia, de frente para hacerlo todo más complicado, unido a empezar a pagar la inexperiencia y cometer errores con lo que llevas en la mochila. En conversaciones siempre se dice que por un familiar uno haría lo imposible. Pero hay que verse en esta situación, solo queda sentirse orgulloso de lo que haces, y de los huevos que le echo Edu para salir de un gran agujero. Para eso estamos los hermanos, no lo digo solo por mí, sino por el otro, Luis.

Y acabo el primer día, más de 7 horas de carrera, cuando pensamos hacerlo en unas 4, ja ja ja. Un día duro en la oficina. A recuperar, aprender, reflexionar y seguir adelante.

Día 2. 41 kilómetros. Es curioso como el cuerpo y la mente se adapta a todo cuando lo tienes claro. El Road Book ya nos decía que no había dunas, al menos no como el primer día. Una primera parte de la etapa más cómoda, pero que marcó el punto de inflexión de la prueba. Hablamos los tres, dejamos las cosas claras y Edu decidía ir a su ritmo, gran decisión. Luis y yo nos íbamos por delante.


Cada vez nos asombrábamos más con los paisajes, incluso aprovechamos para algunas fotos y videos, no sabes cuándo vas a volver, pero sabes que vas a volver. Ves a niños en medio de la nada, que te ayudan a subir una pequeña cuesta con una fuerza bestial, y no creo que tuvieran más de 6 años, al menos lo parecían.

Y cuando te das cuenta llegas a meta, esta vez primero Luis, luego yo, y Edu al rato. Y otra vez a tirarse en la haima, disfrutar de la convivencia al ir conociendo un poco más a los compañeros, seguir tomando decisiones de lo que sigue, no paras.

Día 3. 34 kilómetros. El destape. Con todos asumiendo su papel, tener la menta tan clara permite que tu cuerpo fluya aún más. No nos engañemos, también están los entrenamientos, el sacrificio continuo que siempre lleva a la mejora.

Nos dimos cuenta que podíamos ir cada vez más rápido, dosificando las fuerzas, sabiendo que nos quedaba un mundo por delante, pero siendo consciente que podíamos ir cada vez a mejor. Las dos zonas de dunas que atravesamos en esta etapa parecían paraísos al lado de las del primer día. Lagos secos enormes, pequeños collados que te hacían sentir el rey de la montaña, conversaciones sobre todo mientras trotábamos a más de 45º, es todo surrealista, pero real, y divertido. Es más, un pensamiento recurrente que tengo desde que llegué, y que oí a un competidor colombiano, “estoy mejor aquí que en la oficina”.

Los 10 últimos kilómetros fueron el destape. Luis y yo nos pusimos a hacer relevos, medidos según las balizas, a buen ritmo, adelantando, intuyendo por donde deberíamos ir para ir más cómodo, no más rápido, pero si mejor, sin gastar más fuerzas. Y cuando nos dimos cuenta estábamos en los últimos kilómetros y de repente aparecen fuerzas, sabes de donde porque sabes que las tienes, y aprietas tanto por bajar de las 6 horas, que dejas atrás todo, solo oyes gritos de fuerza y ánimo de una persona que ha cambiado mi mentalidad competitiva, Luis Mirabal.

Y el abrazo en meta y con tan poca gente por las haimas te hace sentirte bien. Genial. Con mucha fuerza, y solo quieres que llegue el próximo día. Y si le unes que Edu aparece un par de horas después, contento de empezar a encontrar su ritmo, su sitio y en buena compañía. 


Tercer día, meridiano de la prueba, y con 112 kilómetros en las piernas, ves la vida de otro color. Y quieres más. Y vas a ir a más. Ese es el cambio.

jueves, 2 de junio de 2016

Marathon Des Sables 2016 (0)


Si un día alguien te dice si quieres hacer una carrera por el desierto, de 6 etapas, más de 250 kilómetros, y donde solo te dan agua, y el resto lo lleva tú, en cada etapa, en una mochila, no le hagas caso, no lo hagas, porque te estarás metiendo en una experiencia brutal, de pura vida, donde lo esencial es seguir adelante, y todo lo demás queda a un lado. Créeme, no le hagas caso, no hagas como yo.

Allá por julio de 2014 nos sentamos alrededor de una mesa a comer y decidimos que 2016 sería el año en que nos embarcaríamos en una prueba maravillosa, que a todos los que estábamos en esa mesa, nos llamaba, de una forma u otra. No hubo que firmar servilletas, no salió la mítica frase “no hay huevos”. Los tres sabíamos dónde nos metíamos. Nacía el Divertitrail Team para Marathon des Sables 2016.



Marathon Des Sables no es una prueba cualquier. Solo el hecho que se realiza en autosuficiencia alimentaria, es decir, tu comida la llevas tú, la cargas tú, la cocinas tú, y además tienes que administrar el agua que te dan, que para complicarlo aún más te la dan racionalizada a lo largo de cada una de las etapas, y si se te acaba antes tienes un problema. Estos dos aspectos ya te dejan a las claras donde te metes, y te aseguro que, si no estás preparado, por mucha capacidad de sufrimiento que tengas, no lo vas a pasar bien.

Pero ahí no queda todo, la prueba se realiza en medio del Desierto del Sahara, terreno arenoso y pedregoso, que mortifica tus piernas, tus pies, tus caderas, tu cabeza, que como llevas todo lo tuyo en una mochila a la espalda, hasta esta se queja. Las Dunas de Maspalomas al lado de las que atraviesas en esta carrera no son más que pequeñas tachuelas en un llano. Para que se hagan una idea, imaginen la montaña de Las Coloradas solo de arena, arena rubia, y ahora imaginen subirla, con 10 Kgs a la espalda, solo imaginen, para hacerlo hay que ir a Marathon Des Sables.


Y ahora metemos en la coctelera la temperatura, tanto la diurna, lo más bajo siempre cerca de los 35º C, la más alta rondando los 50º C, y por la noche fresco, a ver como se te queda el cuerpo. Sabes esa sensación cuando llevas todo el día en la playa al sol, por la noche baja la temperatura y quieres ponerte un pullover. Pues ahora imagínalo igual, un poco más de frio, pero sin tener el pullover, porque claro, no quieres llevar mucho peso en la mochila, así que solo te queda meterte en el saco y dormirte. Tuvimos suerte, los veteranos nos decían que no hacía mucho frio.

El último punto importante, no es donde duermes, si no con quien duermes. El resto del día y la noche la pasas en una haima, una alfombra en el suelo, no, no limpian el suelo de piedras antes de ponerla, y una alfombra negra a modo de caseta. Se supone que tienes que descansar y pasar el día con tus otros siete compañeros. Por suerte la organización deja a libertad de los corredores elegir la haima, y eso te permite, si no conoces gente, juntarte con personas que al menos conoces de algo. En nuestro caso nos juntamos los 5 canarios que íbamos más dos valencianos y un madrileño, que terminaron siendo canarios de adopción. Esto deja a las claras el buen rollo reinante, que siempre contribuye la forma de ser del canario. Pero no en todas las haimas es igual, y ahí es donde entra el ir con gente afín a ti. Luego está lo que ponga cada uno de su parte, la desinhibición de la gente es brutal, porque te das cuenta que todo se reduce a lo básico, y eres capaz de no alarmarte por escuchar ruidos, si peos como tallos, y que nadie se queje, las conversaciones continúen como si nada, y que las risas sean continuas.

Esta es la clave de la carrera. Reducir todo a lo básico, a lo auténtico, a lo vital, a lo espiritual, y eso es lo que hicimos un servidor y mis dos almas gemelas, Edu Boada y Luis Mirabal.

Ya les iré contando lo que pasa en cada etapa, más vivencias del día a día, y como una prueba de este calibre no deja nada al azar.
#estonosepara #fysh #damelomio